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Writer's pictureKarina Pino Gallardo

Mujeres, historia y representación

Antígona de Cuba: la experiencia como proceso

(entrevista a Yaima Pardo y Lilián Broche, creadoras del documental Antígona el proceso)






LA FICCIÓN

Desde principios del siglo pasado ya comenzaban a definirse los estrechos vínculos que unen la realidad con su narración en un texto de ficción. Descubrimos que el proceso de recreación de un suceso es también, al fin y al cabo, un modo de la experiencia. El arte de ficcionar es también el arte de testimoniar.

Sobre las difusas fronteras que conectan –y no separan- ambos puntos nació Antígona el proceso, un material audiovisual difícilmente calificable en los géneros del cine convencional y sí muy cercano al vértigo que produce estar el borde de los precipicios en el arte. El crear sin saber qué se está creando y no poder hacerlo de otro modo. El proceso el documento la confesión la representación la ficción teatral en la ficción cinematográfica el testimonio el dolor la historia una perspectiva de la historia.


Sin definiciones Antígona el proceso trata de hablar de Cuba con voz de mujer, recorre al vuelo historias peculiares de cubanas ocultas en la niebla, de pilares de una nación tapados por la niebla. A través de un proceso inacabable de puesta en pantalla que tiene capas de cebolla: experiencia tras experiencia, confesión tras confesión. Podría decirse en este caso que el proceso de hacer cine de dos jóvenes realizadoras termina siendo el horizonte de este material escurridizo, el prisma a través del cual puede observarse y entenderse. Podríamos decir que mirarlas a ambas a trasluz, como dos mujeres jóvenes que intentan hablar de sí, leerlas entre líneas, es traspasar de algún modo la resistencia de esta película a ser documental o a ser ficción y comprender que es una puesta en alma, una apertura transversal a la historia innombrada de una Cuba femenina. ¿Pero quién podría adivinarlo? ¿Quién podría afirmar que poner al descubierto la experiencia no es un camino seguro hacia lo desconocido? Como explican Lilián Broche y Yaima Pardo en esta entrevista, el proceso verdadero para ellas comienza justo en el final, donde empieza lo imposible de nombrar y definir.


EL DOCUMENTO


La inspiración de este material está localizada abiertamente en Antigonón, un contingente épico, texto creado para el teatro. En Antígona, el proceso, el epicentro es la mujer cubana. ¿Cómo llegó y cómo ven ahora la relación entre ambos textos, el teatral -que a su vez se inspira en la clásica Antígona de la tragedia ática- y el cinematográfico de claro acento femenino?


Lilián Broche. El proceso de montaje y creación del texto teatral Antigonón un contingente épico por Teatro El Público, como tú dices, fue la inspiración de este material. Nosotras comenzamos a asistir a cada ensayo, observábamos, hacíamos notas, y filmábamos (siempre que podíamos) cada paso del montaje. Aprendimos muchísimo de Carlos Días, de las niñas, las actrices, de Rogelio, del texto. Entonces comenzamos a tener nuestras propias experiencias con las líneas creativas e investigativas que proponía la obra dramática. Los héroes, el dolor, la repetición, la vulgaridad, el teatro, la mujer, el amor.


Se convirtió el proceso y el registro del teatro en una experiencia personal. Y por supuesto, la figura de Antígona como heroína trágica vista desde hoy en Cuba nos llevó hacia un camino que se podría decir de género. Porque Antígona es una mujer que entierra lo que más quiere y claro, entonces teníamos que investigar sobre la familia, la patria. Buscamos un colectivo de trabajo completamente integrado por mujeres. Porque al final, creo yo, la única forma de contar una historia es contando la propia, la personal. Y ahí estábamos todas hablando de Cuba, de Mariana Grajales, de Leonor Pérez, de mi mamá, de la mamá de Yaima, de la madre, de la patria, de todas. Esa es la historia que nosotras nos planeamos contar.


Yaima Pardo. Nos inspiró mucho la obra de teatro y la idea de hacer una interpretación intermedial de la misma. Trabajamos con Rogelio para construir nuestro guión y de allí también pudimos rescatar imágenes que se habían desechado en el proceso de llevar el texto de Orizondo a la puesta en escena. Una Antígona que entierra utopías fue de las intenciones más fascinantes, un contingente épico de Antígonas enterradoras, un equipo de mujeres haciendo cine tratando de desenterrar sueños salvables. Entre ellos permanecer, quedarnos en Cuba para fundar, para construir, para hacer lo que nos gusta: cine. Antígona el proceso, partió de la obra de teatro para recorrer nuestras vidas como mujeres integradas y tratando de aportar lo mejor a nuestra sociedad. Es un homenaje a la mujer cubana, a nuestras madres y a la madre patria.





En el material existe una ambigüedad muy clara respecto a la naturaleza del discurso. ¿Es documental? ¿Está intervenido por la ficción? No se reconoce completamente. Partiendo de que es una postura definida de ustedes como autoras, y que no existe intención de categorizarlo en un género, ¿qué relación hallaron, desde el punto de vista formal, entre un texto hecho para ser representado en escena y un discurso documental, de entrevistas, testimonios?, ¿cómo entroncan los testimonios y las biografías, con la muestra de fragmentos de la representación de una obra?


LB. El discurso de la obra no nos parece para nada ambiguo. Tal vez encriptado o codificado para audiencias no acostumbradas al consumo de materiales experimentales o transmediales. El discurso de la obra está dirigido a indagar en la historia de la mujer cubana, claro desde la sensibilidad de nosotras. Y eso nos parece, incluso explícito.


La relación entre el texto teatral y el material cinematográfico, en cuanto a forma de narrar, se conecta por la estructura frontal de ambas piezas. Una de las cosas que más nos sedujo de la obra fue su estructura no lineal, y de alguna forma, no aristotélica. Sin noción de personaje espacio o acción, solo discurso, palabra, experiencia, autor. Eso nos lleva a pensar un texto fílmico también en primera persona, sin personaje ni historia ficticia o real, solo la mujer como motivo y nosotras pensando en eso. De esta forma que Antígona el proceso pase por momentos de ficción, aunque esas partes son también documento. Además pasa por otros momentos totalmente procesuales, con testimonio, entrevista, gesto, performatividad... Espacios narrativos en muchos casos autorreferenciales. Pero al final: qué historia que uno cuente no es documento de uno mismo?

Y con respecto a “¿cómo entroncan los testimonios y las biografías, con la muestra de fragmentos de la representación de una obra?” qué decirte… eso es la película.


YP. Lo que más nos atrapa de la obra de teatro son las preguntas que genera y salimos a buscar esas respuestas en los procesos que han vivido nuestras mujeres históricamente buscando su realización y su felicidad dentro del entramado de la sociedad cubana. Orizondo también se nutre mucho de lo que encuentra en sus investigaciones y lo deja en su obra con un impacto muy autorreferencial, rompiendo todo el tiempo con las estructuras convencionales de la representación. Con estas pautas salimos a buscarnos a nosotras mismas y en ese afán nos sirvió todo. La ficción nos valía, porque estábamos interesadas en contextualizar las escenas, darle locaciones reales. Es lo que sucede con el cuadro El mármol resiste cualquier proceso, dos actrices en el Monumento al Hombre Común dentro de la Necrópolis de Colón, representan a dos vagabundas que buscan un espacio para ser enterradas, depositan toda su fe en el busto de José Martí y pelean por él, como por su hombre. En el mismo cuadro las actrices nos cuentan sus interpretaciones sobre el proceso de escritura de Rogelio y juntas todas, las mujeres del equipo, llevamos flores a la tumba de Leonor Pérez, la madre de José Martí. Buscamos todo el tiempo relaciones, entre materiales reales, documentos históricos, experiencias personales, reflexionando sobre lo que es ser mujer y creadoras. Así llegamos a la no ficción que es, Antígona el proceso.


¿Dónde se encuentran las claves para la estructura –en cuadros- que el material tiene? Es decir, ¿por qué esa estructura fragmentada, de cuadros independientes, que va desde la grabación de un ensayo hasta la conversación no solo con personas reales, sino con personas directamente vinculadas con sus biografías individuales? ¿Cómo concibieron esa relación interna entre las “historias” y voces a presentar?

LB. La clave para la estructura en cuadros viene del propio texto de Rogelio. Solo que nosotros en el trabajo con el texto cinematográfico hicimos los cambios, agregos, y transformaciones que llevaba nuestra película.

El camino que recorre la película desde un ensayo hasta el trabajo con nuestras biografías es totalmente procesual. Toda relación de trabajo, creativa o personal va de afuera hacia adentro. Así el proceso de una película. Solo que nosotros decidimos exponer esa búsqueda. Esa es formalmente la historia de Antígona el proceso.


YP. Construimos nuestro propio discurso viendo la película como una pieza que pudiera exhibirse en cuadros independientes donde el público estructurara su propia narración. Investigar, experimentar, jugar, ir hacia el interior de los procesos de formación de nosotras mismas era la mejor forma de comprometernos con nuestra de creación.


El proceso es un concepto que provee de muchas lecturas al material, tantas que a veces se escapan a una posible concentración de la voluntad de ustedes como autoras de hablar sobre un tema. Existen aquí muchas imágenes simbólicas y otras más específicas. Existen muchos procesos que se entrelazan –el revolucionario, el de torcer tabaco, el de la zafra, el de la lucha mambí, el de ensayo de una obra teatral-. ¿Qué es y fue para ustedes el concepto proceso en el contexto del material?


LB. El concepto proceso es para nosotras todo eso de lo que hablas pero también es el camino de creación de cualquier obra artística. El cine es una experiencia, en mi joven e iniciada opinión, colectiva. Por eso el equipo de mujeres, por eso el tiempo de trabajo, las largas horas investigando, jugando con formas y contenidos, analizándonos, relacionándonos, inventando, conociéndonos. Ese es el proceso. Pero también el proceso del que habla la película es el del crecimiento y formación como mujer. LA educación de un hijo. Por otra parte, Antígona el proceso documenta el camino de una idea a otra. De cómo un making of se convierte en un ensayo sobre la historia de la representación de la mujer en Cuba. Y eso, no es un proceso, son muchos procesos. Pero, sabes, al final yo siento, como igual Yaima, que el proceso nuestro comienza justo después que se acaba la película. Por eso el último cuadro es el de un proceso en un estudio de fotos y chicas marchando. Es como “luego de este camino viene nuestra guerra”.


YP. PROCESO: 1Conjunto de fases sucesivas de un fenómeno o hecho complejo. 2Procesamiento o conjunto de operaciones a que se somete una cosa para elaborarla o transformarla. 3Conjunto de las actuaciones de un tribunal para juzgar o decidir la responsabilidad de un delito. (Diccionario General de la Lengua Española Vox, Editorial Larousse, 2012)

Vimos el proceso en todas sus acepciones, como transformación, como riesgo, como aprendizaje, como un mecanismo constante para revolucionar revoluciones.


Antígona es una mujer rebelde. Aquí es casi el símbolo de las mujeres cubanas. ¿Por qué hablar de la mujer hoy? ¿Qué interés existe en ello para ustedes? ¿Hay un voluntario enfoque de género?


LB. Sí. Totalmente hay un enfoque de género, y para nada lo ocultamos. Claro, para nosotros hablar de las mujeres no es una militancia, ni es a manera de protesta ni es reclamando igualdad. Las mujeres, en mi opinión somos el símbolo de la resistencia en este país. Nuestras madres, abuelas, y mujeres han sido las que han sostenido este país, las crisis, han mantenido unidas las familias, han resistido la emigración, la soledad, el abandono, la escases. Pero además han sabido enterrar todo eso para construir mejores cosas, son fuertes, capaces de todo. Nosotras somos de otra generación y yo me siento enormemente orgullosa de las mujeres de este país, de alguna forma nuestra película es un homenaje a ellas. Yo solo tengo 25 años, soy recién graduada de teatrología, vivo en Cuba, creo en el amor, quiero ser madre y quiero hacer cine todos los días de mi vida, ese es mi hoy, y esa es de la mujer de la que también hablo.


YP. Mujeres empoderando a mujeres. Es explícita nuestra voluntad de hablar de nuestros procesos históricos a través de nosotras mismas. Hacerlo evitando estereotipos y desde el cine independiente implica no tener mediadores para expresarnos sobre temas tan esenciales como: los procesos de formación y desarrollo de nuestro país, nuestros anhelos y frustraciones como mujeres pertenecientes a una generación nacidas en los 80.



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Photos: Antigona el proceso Facebook page



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