Quiero desdramatizarme un poco más.
Disciplina a incluir en los programas del futuro.
(Fragmento de Prólogo a libro de la dramaturga Nara Mansur Cao)
Debo reconocer públicamente que esta lectura me ha devuelto algo. Una especie de fe. En el acto de leer, tal vez de confiar en la palabra hoy. Pertenezco a esta generación de migrantes tecnológicos, poseída por los reinos del scroll y el postaleo, cada vez menos conectados con la palabra.
Leer a Nara Mansur me devuelve, también, un mundo de recuerdos, abre un nuevo link al presente de su escritura. Me hipervincula con ella… tan performativa, una vez más.
Esta escritura es radical y flexible al mismo tiempo, a veces es como un ride en la montaña rusa, inalcanzable, a veces se abre como un marpacífico y te enseña todo. Así es: impredecible y legible en su explosión. Solo fiel a los torrentes que el lenguaje puede generar, eso es decir, solo fiel a sí misma. Y eso me sigue seduciendo e inspirando.
Comienzo a leer. Un segundo antes, alzo la vista. Veo una imagen en la laptop de alguien a mi lado. Es un show sobre mujeres italianas relevantes. Habla Federica Pellegrini, nada menos. Pienso que prefiero leer esta vez.
I
“El mundo las abandonó pero ellas no se han dado cuenta”.
Resuena la frase casi al inicio de este texto. Y al final. Y en medio de la lectura. Como un resumen medio apocalíptico, poético, lapidario.
Es un poco trasnochado todo: el agua, el ambiente, los dos cuerpos, los bikinis de colores planos. Creo que eso es, al fin, el conglomerado de estas palabras: hablar de lo trasnochado desde una imagen simple y clara: dos nadadoras en una piscina roída por los años, antes gloriosa o con la intención perenne de la gloria, quizás nunca alcanzada, solo en sueños y deseos fogosos.
Y como el deseo —una proyección, un halo de luz lanzado a lo desconocido— las dos mujeres cuando hablan solo existen en sus palabras, desde ahí parten a donde quieren, “adonde les da la gana”, construyen y deconstruyen realidades pasadas y futuras que nunca sabremos si fueron ciertas. Pero después de todo: ¿qué es lo cierto? Después de todo, ¿qué importan esas certezas?
Estas últimas preguntas son probablemente la constante poética, el sello de agua que ronda siempre la escritura de Nara Mansur. Al menos la dramática. La fiebre que mortifica y calma en esta lectura. El martillo que te machaca y esculpe en el cerebro un nuevo modo de des-dramatizar el drama, una y otra vez.
No hay otra manera de nadar en estas aguas que sabiendo aquello que de verdad importa: la palabra y su flujo, la antiaristocrática falta de presión por “ubicar” una geografía que podamos identificar. Lo que nos vale siempre es prestar atención a lo que está tras bambalinas textuales, esa suerte de energía (dirían los esotéricos), de metadiscurso (dirían los semánticos) de sopor que se levanta detrás de aquello que se dice, como el siroco, la calima temible del desierto (dirían los tuaregs). A la postre, el núcleo está en lo que no se ve, pero se siente como un torbellino en la lectura.
El agua es el ruedo, el ring, la pasarela, el salvoconducto, la vitrina. El ejercicio es nadar y sudar, y quien no nada no suda, y quien no suda no existe. Todos existimos en tanto sudamos. En tanto exhibimos el mejor bikini colorido, el mejor cuerpo listo para entrar en los 50 metros de la contienda.
¿Qué es nadar, entonces, sino un acto de vivir y supervivir? ¿Y qué es nadar para las criaturas isleñas, aisladas en todos los sentidos posibles, olvidadas tal vez, recluidas en sus propios sueños vaporizados?
[...]
Yo pienso en otros textos de Nara donde las mujeres se hacían preguntas similares, tenían sensaciones así de soporíferas y arruinadas, donde descargaban su ira y tal vez su desasosiego en discursos de fanfarria, en ráfagas de delirio, hacia un espacio circundante (un país) agrietado, desesperanzado, roto, y un crimen (o el deseo del crimen) rondaba detrás del torbellino...
El fin de este texto es brutal, del mismo modo que es brutal la vida que pasa sin penas ni glorias. Siento una desesperación final en estas voces, el espíritu de una realidad hundida en las antípodas del éxito, sudorosa, sin surcos de productos agrícolas, sin piscinas rebosantes de nadadoras. Siento preguntas incontestadas, y dos mujeres aún en pie. Que el mundo abandonó sin que se dieran cuenta.
Entre col y col, momento y momento de descanso, miro un canal de YouTube de una mujer que cocina en Azerbaiján. El logo es un gallo y ella nunca habla. Cocina en silencio junto a un grupo de animales que campean en su paraíso solitario. Una mujer que ha envejecido en su finca y monetiza sin exhibirse mucho. Solo con sus manos.
Imagino un texto que ella pudiera decir en una entrevista.
Nara y yo hablamos mucho a veces. Usamos las palabras como defensa, como algoritmo que conecta nuestras afinidades, un poco cura nuestras heridas migracionales. Nuestros deseos. La palabra es para ella como el agua de una piscina. Siempre lo he dicho: un flujo. Un torrente que no cesa.
II
Porcelana: material que se fabrica de forma artesanal e industrial. Generalmente blanco, frágil, y a la vez duro.
¿Qué es esto? ¿Una puede ser frágil y a la vez dura? ¿Una puede ir por la vida así, con esa doble condición? ¿Una puede ser porcelana?
Creo que aquí se habla de la existencia diaria, sin querer hablar de ella. Y cada palabra, cada frase es como una camisa un poco usada que se adhiere al cuerpo de quien la lleva. Así de simple, así de relevante. De casi cursi, de casi filosófico. Todo junto, como un diente de leche en un frasquito de porcelana artesanal.
La clave poética en esta obra regresa desde el agua (la bañadera de Marat, la piscina de Jovita y Clara, el mar de la isla, la circunstancia maldita que te persigue hasta en los sitios más meridionales del mundo). La clave emocional se vuelve a revelar: yo (ella) estoy aquí. Desde mí, solo desde mí, puedo empezar a narrar el mundo.
Porcelana: “…resonante, de baja elasticidad y altamente resistente al ataque químico y al choque térmico…”. (Tomado de wikipedia).
RECOMIENDO EMPEZAR ESTA LECTURA POR EL FINAL.
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Book to be published in Cuba Literaria Editions.
Cuba, 2023
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